Su imagen es uno de los reflejos de la sensualidad femenina, y quizá más en esos momentos en los que el cuerpo se muestra natural... sin corsés, sin cámaras, sin focos, sin ese mundo que llegó a ser demasiado grande para ella, y demasiado feroz...
Tras su muerte se apuntaba lo siguiente:
"No puedo decir adiós a Marilyn. Nunca le gustaba decir adiós. Pero adoptando su particular manera de cambiar las cosas, para así poder enfrentarse a la realidad, diré "hasta la vista". Porque todos visitaremos algún día el país hacia donde ella ha partido."
Que se convirtiera en un mito, hizo que se olvidara que era un ser humano, frágil y perecedero.
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