24 de abril de 2007

Y de regalo, un libro y una rosa...

Quien no haya pasado tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo, y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...se pierde uno de los mayores placeres de esta vida...

;-)

Campu dijo...

Miles de recuerdos...cuando leías debajo de las sábanas a escondidas, con la linterna que te regaló tu abuelo...

Es lo bonito de ser niño...

:)