La primera pregunta es: si Libia no tuviera petróleo, ¿Gadafi habría recibido tantos honores en España? Y por cierto: ¿los habría recibido también antes en Francia? Como el interrogante es puramente especulativo, porque Libia tiene petróleo y otros recursos naturales, dejémoslo en una duda con la siguiente pista: otro sátrapa africano, el de Zimbabue, acaba de ser objeto de menosprecio por parte de los demócratas europeos. Parece evidente que hay alguna diferencia de trato entre los dictadores ricos que vienen con inversiones bajo el brazo y los que no tienen nada que ofrecernos.
La segunda pregunta es: si el Partido Popular se irritaba tanto por las buenas relaciones del Gobierno de Zapatero con Hugo Chávez y su régimen, ¿por qué no ha protestado absolutamente nada por los agasajos que se ofrecieron al libio? ¿Es que hay dictadores que merecen simpatía y otros no? ¿Por qué Chávez irrita a la derecha, a pesar de ser de nuestro ámbito histórico y cultural, y Gadafi es bien visto en ese sector ideológico? Ay, amigos: porque Gadafi es muy listo y tuvo la agudeza de invitar a cenar en su jaima a José María Aznar. Y claro: no está bien que Aznar sea el convidado excepcional y su partido se ponga a zurrar a su anfitrión. La política es así de vulgar.
Y la tercera pregunta es más complicada: ¿hizo bien el Gobierno español en cumplimentar a Gadafi como lo hizo, con escándalo de parte de los demócratas de este país? En eso no valen principios ni ideologías. Lo que cuenta es el interés económico y estratégico. Podemos rasgarnos las vestiduras por los honores rendidos. Pero la diplomacia, para estos casos, tiene una solución muy ensayada: se negocia lo que haya que negociar y después, en los brindis y discursos oficiales, se hace una invocación a la libertad y a los derechos humanos, y se deja la conciencia muy tranquila. Incluso el orador demócrata, rey o jefe de Gobierno, recibirá elogios de la prensa por su valentía. No sirve para nada, pero se ha quedado bien. De eso se trata.
Así que, ante Gadafi, lo importante era salvar la relación de vecindad, y se ha salvado. Se trataba de dar aire a un dirigente que hace 35 años que no convoca elecciones, ni parece que tenga intención de hacerlo, pero se está abriendo a Occidente y, tal como está el patio en el mundo musulmán, es todo un avance. Y se trataba de aprovechar las oportunidades de negocio que ofrece un país que quiere modernizar sus estructuras, y se han aprovechado: se habla de inversiones de 11.500 millones de euros.
Y al final, despreciamos al ideólogo y sus manías, pero le damos tratamiento de terrorista arrepentido. Y con petróleo. El refrán podría ser este: «Más tira un barril que 38 años de pasado vil».
- Autor:
- Fernando Ónega
- Fuente:
- LA VOZ DE GALICIA
SÚPER !!
ResponderEliminar· Vengo del otro post...
Gadafi es lo que es, un dictador genocida, y los gobiernos europeos son lo que son, un 'contubernio' de intereses bastardos que silban y miran para otro lado.
· Saludos
CR & LMA
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Amio, las cosas se ven venir de lejos...
ResponderEliminarÑoco, ¿qué harán los países denominados "desarrollados" si todos los habitantes de este mundo quieren vivir como ellos?...Efectivamente, es imposible.