2 de noviembre de 2008

De castañas y magostos...

Fuente de la fotografía: Vigo Vivo

Hoy me he estrenado con este delicioso alimento. Esta vez cocidas con anís y un poco de sal. Estaban deliciosas. Me gustan también asadas y sobre todo si se degustan en algún magosto con amigos. Recuerdo nuestras lumbres en el monte y ese olor a castañas recién hechas; el contacto con la naturaleza las hace todavía más ricas, si cabe.

He leído por ahí que cada castaña que se come es un alma salvada. Si es así, hoy unas cuántas me lo agradecerán enormemente.

Mi homenaje de hoy a este fruto y a esa magia de las reuniones cerca del fuego, de las tradiciones, de las leyendas, y de la historia que permanece y que nunca debería morir.

4 comentarios:

fermin dijo...

Magosto, magosta, castanyada, en todos los rincones peninsulares toma protagonismo el fruto de otoño, con sus tradiciones añadidas, tal vez reminiscencias de épocas en que su recolección acababa en fiesta.
Comparto tu apreciación, estas celebraciones nunca debieran morir.
Un saludo.

Campurriana dijo...

Desde luego que no, Fermín. Y sobre todo en estos tiempos en los que parece que si no pulsas un botón no eres feliz. Salían hoy en el telediario los niños disfrutando de esta fiesta en la zona de El Bierzo. No necesitan más.

Un saludo y buena tarde dominical. Ya he leído tu última entrada sobre algunas eliminaciones de blogs...¿Se debe a algún tipo de censura por parte de los dueños de las páginas, o es fruto de una gamberrada?...
En fin.

Anónimo dijo...

Aquí se llaman magostas. Veo que tienen diferentes denominaciones según el lugar. Me ha recordado tardes de domingo cuando era pequeño y las comíamos asadas. Y me ha entrado el sincio Campurriana.

Campurriana dijo...

Hidalgo, no conocía la palabra sincio. Acabo de leer que su origen es cántabro. Nisiquiera aparece en el diccionaria de la RAE y es una pena que desaparezca, como muchas otras...

Y esos antojos hay que cumplirlos...
;)