Campurriana quiere mucho a sus navegantes sin rumbo fijo o con rumbo por estos caminos virtuales. Por ello, ha decidido darles un sabio consejo sin peticiones a cambio.
Si ustedes adoran su tiempo libre, si realmente prefieren gastarse sus dineros en una buena ración de jamón con vino y no en una butaca que les ata al absurdo, no vayan a ver esta película titulada Australia. Dicen algunos que es un homenaje al "cine perdido" y yo digo que ojalá se perdiese para siempre casi sin haber nacido y que no se hubiese cruzado en mi camino semejante bodrio, semejante tomadura de pelo. Me engañó ella con su refinada apariencia de mujer brillante y delicada, y caí en sus redes creyendo que iba a realizar un viaje por parajes de otras épocas en las que el cine era un arte a lo grande, a lo bestia diría, recordando Lo que el viento se llevó...
Y así pasamos interminables horas frente a una pantalla que escupía tópicos, historias vacías, besos y amores enlatados, minutos inmensamente prescindibles o todo lo contrario si pensamos en lo que podríamos haber estado haciendo fuera del centro de ocio mientras nuestras posaderas se removían en los asientos.
Vuelve el hombre. La Kidman se vuelve loca. Al fondo se escucha la voz insoportable de un niño que parece salido del libro de la selva, y las magias de un personaje que calificaría de humorístico o patético según se mire (véase foto de aquí abajo del personaje en cuestión. No tiene desperdicio.)...
Eso sí. Todos lucen una dentadura blanquísima que brilla casi con luz propia. Y por su ausencia también brilla lo que debe tener un gran producción si quiere dárselas de eso: un buen guión y unos actores que convenzan, aunque sean más feos.
Lo mejor de la película: las vacas, el gordinflón que bebe para olvidar, los caballos...
Si ustedes adoran su tiempo libre, si realmente prefieren gastarse sus dineros en una buena ración de jamón con vino y no en una butaca que les ata al absurdo, no vayan a ver esta película titulada Australia. Dicen algunos que es un homenaje al "cine perdido" y yo digo que ojalá se perdiese para siempre casi sin haber nacido y que no se hubiese cruzado en mi camino semejante bodrio, semejante tomadura de pelo. Me engañó ella con su refinada apariencia de mujer brillante y delicada, y caí en sus redes creyendo que iba a realizar un viaje por parajes de otras épocas en las que el cine era un arte a lo grande, a lo bestia diría, recordando Lo que el viento se llevó...
Y así pasamos interminables horas frente a una pantalla que escupía tópicos, historias vacías, besos y amores enlatados, minutos inmensamente prescindibles o todo lo contrario si pensamos en lo que podríamos haber estado haciendo fuera del centro de ocio mientras nuestras posaderas se removían en los asientos.
Vuelve el hombre. La Kidman se vuelve loca. Al fondo se escucha la voz insoportable de un niño que parece salido del libro de la selva, y las magias de un personaje que calificaría de humorístico o patético según se mire (véase foto de aquí abajo del personaje en cuestión. No tiene desperdicio.)...
Eso sí. Todos lucen una dentadura blanquísima que brilla casi con luz propia. Y por su ausencia también brilla lo que debe tener un gran producción si quiere dárselas de eso: un buen guión y unos actores que convenzan, aunque sean más feos.
Yo, personalmente no esperaba gran cosa de esta película.
ResponderEliminarAhora tú me lo has confirmado.
Créeme, Wenmusic. Es un muy buen consejo.
ResponderEliminarAun sigo esperando por tus respuestas de texturas...
;)