Pues sí. Hoy es día de elecciones en Galicia y yo con estos pelos. La falta de alternativas provoca la elección del menos malo entre los malos, la elección de aquél que pueda constituir una influencia menos negativa en el entorno próximo. Así de triste y así de real aparece el pensamiento democrático en mis días de urnas.Aburrida de los políticos, de sus palabras vacías, de sus peleas teatreras, de sus promesas incumplidas, bajaré ahora a votar con ninguna esperanza de cambio salgan unos o salgan los otros. Bajaré porque creo que a pesar de todo debemos votar. Es un derecho. También una obligación.
Seguiremos informando.
No estoy de acuerdo. Creo que sería un deber cívico no ir a votar, muy por encima de ir a no votar. Pero como hay quien sí acude a votar y luego vota lo que vota y hay que sufrirlo cuatro, ocho o veinte años, pues se impone contrarrestarlo, con las uñas si es menester. Todo con tal de tener limpia la conciencia de la culpa de haber contribuido a la completa degradación moral y material. Yo siempre que he ido a votar lo he hecho "en contra de" y no he reparado en medios, como por ejemplo votar opciones que bien de sobra sé ya que, bien consideradas, son infames.
ResponderEliminarIntuyo el sentido de tu voto y celebro que se haya impuesto esa opción (a eso tuyo no lo llamaría intuición). Es una suerte que haya aún sitios donde llega San Martín.
No servirá de mucho a quienes hayan expropiado para hacer la nueva ruta a Villa PSOE, pero ya es una ganancia costear un Citroen en lugar de un Audi.