12 de febrero de 2010

Avatar


Hay tantos ojos y miradas diferentes, que las gafas estándar que nos han colocado a la entrada del cine han provocado también impresiones muy distintas al salir de la sala de butacas.

Debo reconocer que no tengo diez años y al frente una película como La Historia Interminable que me marcó de una forma muy especial. Quizá, si fuese niña hoy, la cosa sería muy diferente y esta historia quedaría en mis recuerdos de una manera, incluso, cariñosa.

Aun así, no me ha decepcionado Avatar ni mucho menos. No esperaba un gran argumento, eso es obvio, ni tampoco unos efectos especiales de impresión porque ya había disfrutado de las imágenes en 3D antes y, aunque llaman la atención, creo que son muy mejorables aún.

¿Que si la recomiendo?. Pues no digo que no porque mentiría. Creo que hay que ir a verla para poder presumir en un futuro de que vivimos esta película allá por el año 2010, precursora, espero, de otras más grandes del estilo. Bueno, en mi caso la viví por partes; aquéllas en las que no me echaba algún sueñecito casi sin querer. Me hizo gracia el pensar que yo me quedé dormida en medio de las batallas, mientras mi acompañante masculino lo hizo durante los momentos de la historia que me parecieron a mí más interesantes...esa enseñanza impartida por la sensual nativa de movimientos felinos...

Me quedo con las escenas del bosque, con las plantas, con las semillas del árbol de las almas, con los movimientos felinos de los que hablaba antes...

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