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Seguramente a estas alturas, y gracias al esfuerzo impagable de pequeños comercios y grandes almacenes, el lector estará ya harto de ver corazones a su alrededor que le recuerdan que es San Valentín. El problema es que los publicitarios se han equivocado de órgano. En realidad deberían haber llenado nuestras vidas de cerebros rojos como símbolo del amor, pues es ahí 'arriba' donde se desencadena la tormenta química de este sentimiento universal...
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Lo cierto es que durante este día de San Valentín suelo encerrarme en casa, con pareja o sin ella, para evadirme de la lluvia de corazones rojos, tan cursi y tan interesada, y de los apelativos con olor a naftalina.
Por cierto, navegantes, hoy es el Día de la salud sexual. Sánchez Dragó comenta ahora en la radio que busca andamios para darlo todo una vez a la semana.
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Lo cierto es que durante este día de San Valentín suelo encerrarme en casa, con pareja o sin ella, para evadirme de la lluvia de corazones rojos, tan cursi y tan interesada, y de los apelativos con olor a naftalina.
Por cierto, navegantes, hoy es el Día de la salud sexual. Sánchez Dragó comenta ahora en la radio que busca andamios para darlo todo una vez a la semana.
hola Campurriana:
ResponderEliminaryo es que me voy resistiendo a ser manada, no me gusta que me dirijan ni que me digan lo que tengo que hacer y cuando hacerlo, por eso huyo de todos estos reclamos comerciales y toda su parafernalia. ¿raro? puede ser, ¿independiente? con toda seguridad, ¿libre? sí, sin ninguna duda. tres pequeñas extravagancias como cualquier otra. un besote y gracias por pasar por mi blog, siempre es una alegria contar contigo.
Igualmente, Ripley. Es un placer ver tus fotografías y leer las palabras que las acompañan.
ResponderEliminarFeliz domingo y a ver si escampa esta lluvia de corazones rojos. Que vengan otros más verdaderos, los que no se decoran con lazos y sí con hechos y palabras dulces...