21 de diciembre de 2010

Un cuadro que me ha gustado...

Jacques-Emile Blanche (1861-1942)
 La familia Halévy 
 1903

 Sin duda, los cuadros hablan de momentos pasados. Los interiores de los hogares me atraen especialmente; escenas cotidianas que nos introducen en las íntimas vivencias de las familias de otras épocas...Me imagino entre ellos con esos vestidos...¿de qué tratarían sus conversaciones? ¿serían felices? ¿cuáles serían sus preocupaciones? ¿cómo realizarían las críticas del entorno que les rodeaba?...seguro que no sería tan diferente como creemos su mundo...




Jacques-Emile Blanche es el pintor por excelencia de los medios artísticos, intelectuales y sociales de finales del siglo XIX. En 1903, realiza este retrato íntimo de tres miembros de la familia Halévy, sin duda instalados en un salón de su propiedad de Sucy-en-Brie.
Sentada en la derecha, Louise Halévy (1847-1930) es la esposa del escritor Ludovic Halévy, el miembro más famoso de la familia, ausente en esta escena. Como en los clichés tomados por su amigo Edgar Degas en 1895, el rostro de Louise expresa la benevolencia, a veces algo desengañada, de su carácter.
Su hijo mayor, Elie Halevy (1870-1937), está de pie en el segundo plano de la composición. Filósofo, especialista en la historia de Inglaterra y del socialismo, también es el cofundador de la Revista de metafísica y de moral. Destacándose en medio de la paleta más bien ámbar y ocre del decorado, su mirada azul hace eco con las tonalidades del jarrón de China, en la derecha e incluso con las fundas de las butacas. Su esposa, Florence, sentada delante de él, despliega su chal, siguiendo una pose casi manierista, extendiendo la mano hacia la labor de su suegra. Esta tapicería de puntos pequeños está adornada con motivos comparables a aquellos de las butacas, de las que el artista se complace en repetir los colores y las formas. La acumulación de objetos evoca la decoración tradicional de un salón burgués donde se encuentran estrechamente asociados personajes y mobiliario. Este retrato es una especie de estancia conservación, como la entendían los pintores ingleses, que evidencia los vínculos entre los diversos modelos captados "en una actitud familiar".


2 comentarios:

Goyo dijo...

No lo conocía. Gracias por acercarlo y, en mi caso, por descubrírmelo.

Campurriana dijo...

Goyo, gracias a ti por tu visita y tus palabras. Yo tampoco lo conocía hasta ahora y me encanta. La magia del arte, supongo...nos enseña más cosas de las que creemos...