1 de diciembre de 2012

Esta crisis es el fin de un mundo

Fotografía de Humberto Rivas


Era el 7 de enero de 2020. Tras la dulce resaca de las navidades, mi hija tiró de mi brazo para salir a disfrutar del aire fresco de aquellos días. Por primera vez me alegré de que la crisis hubiese llegado a nuestras vidas. Lo hizo tarde pero llegó como las palabras del padre que añade la puntualización final al complejo debate de sobremesa, cuando somos niños de apenas 10 años. Ese padre que sabe decir en el momento oportuno las acertadas palabras que aclaran todo al fin...

Subí la cuesta de El Gallo con las energías renovadas, las sentí después de mucho tiempo agarrotado mi cuerpo plagado de temores. Los cinco grandes centros comerciales de la ciudad estaban vacíos, abandonados... Esos mismos centros comerciales que destruyeron la vida de los pequeños comercios y callejuelas por las que yo, cuando era apenas un niño, paseaba con mis amigos con un helado artesano entre las manos después de ver la película en el pequeño cine del barrio; destartalado pero acogedor y dulcemente incómodo. 

Después de unas fiestas de parques llenos de gente, chocolate con churros, teatros en las calles y cuentos de los abuelos al amor de un caldo caliente, volvimos a tocarnos, a sentirnos sin cables por medio. Fuera ya de ese entorno frío en el que pretendían meternos, fuera de esas franquicias que querían convertirnos en seres congelados, distantes, teledirigidos, mal alimentados y totalmente infelices e incomunicados.

Tuvimos todo pero no lo más importante, hija. Tuvimos coches brillantes, vestiditos chic, casas y pisos llenos de muebles caros "de diseño"... que sólo servían para hacernos más pobres aún, apenas sin enterarnos.

Pero se nos olvidó lo más importante y es que envejecemos pronto; demasiado pronto como para perder lo que podríamos denominar el calor humano; el nuestro y el de los que están cerca. Nada es eterno, es cierto. Ni siquiera lo bueno, ni siquiera lo que amamos con todo el alma. No necesitamos tanto. De hecho, nunca lo hemos necesitado. Es cierto, hemos vivido bien pero también nos hemos perdido en demasiados absurdos. El consumismo no lleva a ninguna parte. El consumismo destruye el medio y nos destruye a nosotros mismos con una fuerza brutal y traicionera

Creo que por fin empezamos a darnos cuenta...




Nota: la frase del título de la entrada es de Allain Juillet.

4 comentarios:

Juan Nadie dijo...

"Esta crisis es el fin del mundo".
No, no lo es, crisis como ésta y mucho mayores se han producido a lo largo de la historia hasta decir basta.
Los momentos de crisis son precisamente los que deben aprovecharse para replantearse todo tipo de cosas que damos por bien establecidas. No puedo estar de acuerdo con lo que dijo Ignacio de Loyola: "En época de tribulación, no hacer mudanza" (o algo así). No señor, de las crisis, si se encaran bien, se sale y se termina creciendo. Eso es así siempre, incluso a nivel personal (que cada uno piense en su propia vida, si no es mucha molestia).
De modo que ahora tenemos una oportunidad única para intentar cambiar las cosas, empezando por la mentalidad, porque si no lo hacemos de buen grado, la realidad, esa tozuda, nos obligará. Olvidémonos del consumismo a ultranza, para empezar. Y olvidémonos, por cierto, de las prédicas de los gurús de unos bandos y de otros,
que eso sí que está podrido.

Douce dijo...

Campu

Creo que esa 'historia' futura tendrá lugar. No tengo nada que reprocharle, es más,algo parecido he pensado desde que ví que esto crecía mientras nos entretenían con los "brotes verdes".

Sólo algunos matices. Quizá la fecha sea un 6 de enero y varios 2020:-) Y en lo referente al título hay un matiz importante entre dos 'determinantes': EL Mundo y UN mundo. Creo que es el UN del título.

Enhorabuena. (Atención que ya lucha EL CORTE INGLÉS)

Sergio DS dijo...

Pienso estar allí para verlo.

Campurriana dijo...

Juan, se puntualiza por este motivo en el título eso: que esta crisis es el fin de UN mundo.

Me quedo con la frase que has escrito y con la que estoy de acuerdo totalmente:

"Ahora tenemos una oportunidad única para intentar cambiar las cosas"

Es ahí donde quería llegar. La crisis, si es que trae algo bueno, es esto; este cambio de mentalidad que tanto necesitamos porque realmente estamos perdidos. Aunque parezca mentira, hay gente que sigue pensando en hacerse rica sin crear riqueza...(me provoca náuseas y más ahora)

Náufrago, siguen las superficies comerciales gigantes queriendo envolver a sus corderitos con aromas prefabricados y sumamente estudiados. Seguimos creyendo que si no se consume los empleos de tantos inocentes desaparecerán y el error es basar el empleo en el consumo sin más...¡qué difícil cambiar el concepto de vida! ¡sumamente complicado!

Yo quisiera que mi sueño de 2020 se cumpliera. Algo es algo y yo ya voy soñando por si las moscas...
;)

Sergio, esta vida plastificada que nos imponen me martiriza. Ojalá se cumplan los sueños que mejoren la vida de los que vienen y están por venir...(y de los que estamos, claro...)...