Esta ciudad, supongo que como todas, no se termina de descubrir por completo. Se hace la interesante como esas mujeres que siempre muestran una mirada de dulce misterio, tras las tremendas ganas de ser descubiertas por el paseante más adecuado.
De repente, me encontré con un túnel oscuro y, al final de ese túnel, la inevitable luz de nuestro destino, de nuestra suerte.
Hay muchos túneles que da pánico atravesar.
ResponderEliminarSergio, mejor no pensarlo...La vida está llena de túneles y, casi todos, tienen luz al final.
ResponderEliminarEl otro día me comentaba un compañero...la vida es una putada, ¿no?...
Supongo que habrá que aprender a tomársela de otra manera. Los humanos, por lo que veo, no hemos aprendido mucho.