Y es que lo típico no tiene por qué ser aburrido. Incluso, cuando uno se encuentra frente a paisajes mil y una veces vistos desde la lejanía, siempre parecen distintos cuando se tienen cerca. Se visten con ese halo de cotidianidad que convierte estos lugares en lugares mucho más sencillos, más cercanos; más bellos, en definitiva.
Eso pensaba mientras me envolvía esta escena. Porque, aunque la tuviese sólo frente a los ojos, me envolvía de una manera deliciosa, inolvidable.
Por mucho que veas las cosas siempre hay un momento en el que las descubres.
ResponderEliminarBesos.
Eso es totalmente cierto, Pedro. Y hoy nos las vemos igual que las veríamos ayer o el día de mañana.
ResponderEliminarUn abrazo y sigue disfrutando del fin de semana.
Tengo pendientes tus lecturas. Poco a poco...
:)
¿de quien es la foto? en las etiquetas pones "viajes", yo no soy muy espabilao por eso pregunto.
ResponderEliminarbesos de madrugada
Si no pongo nada, salvo error u omisión, las fotografías son mías.
ResponderEliminarBesos de madrugada, Ripley. Me está costando dormir este verano...
(ando espabiladísima y el madrugón mañana (hoy ya) me a a sentar fatal)