2 de julio de 2014

Ana María Matute, la niña de los cabellos blancos...

Estuve viendo este documental y me emocionó. Como me emocionan las personas sensibles e inteligentes a la vez. Como me emocionan las mujeres que se han agarrado a la vida con fuerza, para disfrutarla y sufrirla como debe ser; para vivirla en definitiva. Máxime si se habla de unas épocas complicadas, como la que vivió Ana María Matute, que se atrevió a dar osados giros a su existencia aun a costa de las innumerables críticas que recibiría por ello.

Es cierto que ella en su vida pudo permitirse el lujo de escribir, de poder dedicarse a aquello que la hacía feliz de alguna manera, aunque sus obras no tratasen precisamente de asuntos frívolos. Es cierto que también lo sabía y lo reconocía, a pesar de haber pasado por momentos muy difíciles a lo largo de sus días. La vida, no lo olvidemos, es dura para todos. Todos pasamos por momentos muy complicados y es difícil mantener intacto el raciocionio siempre, por muy inteligente que uno sea.

Me ha gustado muchísimo este documental. Merece la pena degustarlo con tranquilidad. Estoy segura de que siempre se aprende algo de estas personas especiales y, en el caso de Ana María, mágicas. 

Un abrazo, navegantes. 
Una dulce despedida para Ana María Matute. 
¿Algún libro de ella que os haya gustado especialmente?


3 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Era una mujer dulce que escribía sobre cosas tremendas con fantasía y cariño.
Besos.

Ripley dijo...

ya vi el documental en su momento y emociona su templanza, su calma y clarividencia. Y lo que a mi todavía me asombra es que el "simple hecho" de ser mujer "tape su obra". Esto era triste en sus años mozos y de cuentos y lo es particularmente en 2014 cuando deberíamos hablar de letras y literatura, simplemente y punto. Es mas es un insulto o yo así me lo tomo como "hombre" que soy.

Era una rebelde como lo fueron mis tías que aun viven con 90 y 83 años y que no paran quietas un momento porque dicen que el día que paren, se acabó. Mi tío de 91 ha estado cerca de emprender el viaje y no tardará en hacerlo.

Nunca pensé que fuera capaz pronunciar lo que vas a leer pero como dijo la tonadillera aquella del "sonríe que eso les jode": "Hoy quiero confesar" que no he leído nada de Ana, lo peor es que ya no puedo ir a la Biblioteca.

Mi economía no me permite comprar un libro hasta que dentro de como mínimo seis meses me suban la pensión.

Ana María, que nombre tan bonito está ya en los cielos compartiendo tertulias literarias que es como hacerlo sobre la vida misma.

Besos

Campurriana dijo...

Ripley, seguramente lo que hacemos en estos espacios también podría denominarse tertulia. ¡Lástima de cafetito!
(aunque yo estoy tomando uno ahora mismo)

Es tan importante no dejar de sorprenderse por las cosas. ¡Cuánta inteligencia en las palabras de Ana María! ¡cuánta sinceridad!

Un abrazo en una tarde dorada de jueves (para que luego digan de Galicia)...