29 de junio de 2015

Escribiendo...

Salió pegando un portazo. Sabía que no regresaría jamás. Hacía mucho calor y la calle se sentía pegajosa, sucia, insoportable. La gente sudaba, los perros agonizaban sobre las aceras de la ciudad, las ratas campaban a sus anchas jactándose de su fortaleza implacable. Aquel día era el comienzo o el final de algo. No tenía ni idea de lo que quería hacer pero sus pasos no dejaban de nacer y morir, nacer y morir, nacer y morir...

8 comentarios:

  1. Hola: me encantó esta descripción que me connota cuando salimos dando un portazo y cerrando una etapa de algo de nuestra vida... seguimos en contacto

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  2. Escribo sin pensar nada. Lo que va saliendo. Es como desnudarse... Porque lo no meditado dice mucho más que lo meditado, Marta. A veces, es verdad, hay que dar un portazo ;)

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  3. nacer y morir, nacer y morir.

    He cumplido la mitad del trato, ahora toca hacerlo con la siguiente. Toca descansar que ya está bien.

    Besos

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  4. Descansa, Ripley. Y tarda mucho en cumplir esa parte del trato. Aún tienes mucha guerra que dar.
    Yo ahora ya cierro los ojitos...

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  5. Desasosegante y prometedor arranque, Campu. Un abrazo bloggero y otro de los otros.

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  6. Joder, parezco yo yendo a trabajar...

    Besos.

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  7. :D
    Y yo, Toro... Y no quiero pensar en el significado del símbolo de las ratas...jejeje

    Gracias a todos.

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Gracias.