Hace algún tiempo, os dije que en el saloncito regresaríamos al Arte porque la política no daba más de sí. Claro que da más de sí pero, es cierto, llega a saturar aunque leamos poco la prensa desinformativa, aunque escuchemos lo básico de las conversaciones de café.
Hace algún tiempo, me sumergí en el Arte para seguir viviendo, para seguir aprendiendo. Los ojos, si los tenemos abiertos de verdad, no dejan de aprender, de desaprender también...según se "mire".
Pero la Historia que se esconde tras los cuadros me parece encantadora, mágica, reveladora. Tras ellos, una cantidad de letras, de palabras atropelladas sobre una sola imagen. Solamente, hay que dejar volar nuestros conocimientos, nuestras impresiones, nuestras sensaciones...
Pero la Historia que se esconde tras los cuadros me parece encantadora, mágica, reveladora. Tras ellos, una cantidad de letras, de palabras atropelladas sobre una sola imagen. Solamente, hay que dejar volar nuestros conocimientos, nuestras impresiones, nuestras sensaciones...
Las historias pequeñas que componen la gran Historia del mundo, están ahí pegando gritos y deseando salir de las entrañas de las obras. Los autores las crearon por algo.
Me han gustado estos dos cuadros de Abraham Solomon, titulados First Class- The Meeting (Primera clase-La reunión).
La primera versión data del año 1854.
La segunda es una versión revisada de la primera (realizada en 1855). La sociedad de la época victoriana no vio bien el atrevimiento de los dos jovencitos con su flirteo furtivo mientras el padre, la autoridad, dormía. La sonrisa pícara de ella, la mirada de él, los colores sonrosados de las mejillas de ambos, la luz cálida que lleva los ojos del que observa la escena hacia esos colores, el juego amoroso de dos viajeros de un vagón de primera clase en una época en la que existían tantas desigualdades sociales y tanto respeto por la etiqueta, L'étiquette.
Más información, aquí.
Por cierto, a quien disfrute del Arte, recomendada la película National Gallery. Si la veis, ya me contaréis. Aunque nunca me contáis... ;)
¡Ah! la hipocresía de aquella sociedad... casi igual que la nuestra. Una delicia los dos dibujos.
ResponderEliminarNo hemos cambiado tanto y nos parecemos otro tanto unas sociedades a otras...
ResponderEliminarPedro, no aprendemos nada. Esa piedra en el camino con la que tropezamos...Ay, esa piedra...
Es cierto. Hablando de Arte, se habla de todo lo demás...
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