Javier Krahe era un hombre inteligente, observador, único. Su físico le acompañaba siendo parte importante del escenario que creaba a su alrededor tan sólo con su presencia. Parecía haberle predestinado éste a esa vida de noche, de humo, de crítica y música. De amistades también y de peligros, que a veces van de la mano apenas sin pretenderse... Como el amor que muere matando y ya no hay nada que hacer por mucho que se haga.
¡Cuánto me hubiese gustado saborear una buena cerveza en uno de sus conciertos íntimos!
Podremos estar o no de acuerdo con sus ideas pero...¿cuántos de vosotros no habríais compartido una noche de conversación con Krahe si tuvieseis oportunidad?
Sus letras lo dicen todo y con una pincelada inconfundible. No haría falta que hablase...sólo que recitase esas letras tan cotidianas a veces y tan ocurrentes siempre.
Te echaremos de menos, Javier.
Tus canciones se quedan con nosotros.
La que pongo aquí es especial, encantadora. A pesar de lo que esconde...
Es genial este Krahe.
Pues yo no la hubiera compartido nunca.
ResponderEliminarRipley, lo imaginaba...
ResponderEliminarPena de su relación con Sabina y cía. No conozco su forma de pensar, más allá de sus canciones.
Aún así, hay que reconocerle sus letras, sus ocurrencias. Son dignas de ser escuchadas. También sus anécdotas. Estoy segura de que tenía unas cuantas. La vida es lo que tiene. Y la noche...