17 de febrero de 2016

Va de amor...




Pues sí. No salgo del amor porque en el amor me quiero quedar en tiempos de desamor. De desencanto, más bien. Como el desencanto que producen los desgobiernos de nuestro país. A veces dudo si necesitamos realmente Gobiernos con mayúsculas o precisaríamos simplemente de técnicos gestores que sí sepan dialogar y llegar a acuerdos con los grupos interesados según las materias.  Gestores que sí sepan lo que se traen entre manos porque están especializados en dichas materias, de acuerdo con su formación y experiencia laboral.

En fin...supongo que los necesitamos o han conseguido que lo creamos a base de cuentos varios que nos rodean desde la más tierna infancia. Nadie duda a estas alturas que hay mucho holgazán y palabrero que parte de ignorancias importantes para gestionar un país, un municipio, una comunidad autónoma. Logran que no nos planteemos otras cosas con una naturalidad aplastante. Nos han dejado encerrados, ahogados dentro de un sistema en el que no creemos porque echa por fuera lo que nosotros supuestamente decidimos (que NO decidimos nada salvo el voto inútil, que es el de todos nosotros) para que unos cuantos, votados además por unos pocos, tengan la llave para formar Gobierno. 

¿Por qué demonios votamos si al final, el que consigue más votos, puede no llegar a gobernar? Tendría que gobernar y llegar a acuerdos o sí, o sí. Tendría que saber llegar a acuerdos.

Está claro que este sistema no funciona. Está claro que nosotros no pintamos nada.

Ah! iba a hablar de amor y he terminado hablando de desencanto ante la no política de nuestra querida España. Muy triste. Tristísimo.

La película Frankie & Johnny, en cambio, una delicia. Un amor en el que uno, independientemente del sexo que tenga, termina enamorado de ambos personajes. Lo describiría este amor como natural, sin aditivos innecesarios, sin paja peliculera que ya nos tiene cansados por repetitiva y poco creíble. 
Una historia sencilla, erótica hasta la médula por lo erótico de sus protagonistas, tierna, dulce, con sus amarguras también pero por la amargura de los pasados que pesan siempre. Amargura suavizada por la suavidad de ese carácter de Al Pacino y de Michelle Pfeiffer. El entorno, la ciudad que los rodea, los sentimientos a flor de piel, la sexualidad, los miedos cotidianos... 
Ya no sé cuántas veces la he visto y ya tengo ganas de verla de nuevo.

Termino con amor esta entrada. El amor puede con todo. Recordadlo.

Felices sueños y despertares, navegantes del saloncito. 
Y disculpad el desahogo campurriano.

6 comentarios:

Chaly Vera dijo...

Es una pelicula bonita. ¿Leiste Cien años de soledad? Ahi taambien hay mucho amor y tambien nos enseña el porque de los gobiernos.

Campurriana dijo...

Chaly, leí en su día El amor en los tiempos del cólera... Oh, otro de mis propósitos de este año. Me has dado un empujoncito...

Un abrazo y gracias por la idea y la relación de ideas. Al final, todo se une y, según decía un amigo mío, todo conduce al sexo finalmente...jeje

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La película más que interesante.
En cuanto a lo otro: el que saca más votos no puede gobernar si es incapaz de llegar a acuerdos. Esto también es democracia. Lo que debe preguntarse es cómo ha llegado a esta situación...
Besos.

Campurriana dijo...

Estoy de acuerdo, Pedro. De hecho, ya lo indico en la entrada. O sí o sí, tiene que llegar a acuerdos.

Lo que no me cabe en la cabeza es este baile de perdedores que, mal que les pese, no han conseguido la mayoría de los votos y son capaces de pactar con el diablo.

En fin...

Anónimo dijo...

Yo, para no contaminarme de desencanto, me procuro cada día una pequeña dosis de belleza.
Puedo encontrarla en las páginas de un libro, contemplando cuadros, escuchando música, viendo una película o, en el mejor de los casos, paseando cerca del mar...
La belleza siempre nos predispone al amor.
Por cierto, casi no recuerdo Frankie & Johnny aunqué sí sé que me había gustado.

Campurriana dijo...

No contaminarse. Ahí está el remedio contra el desencanto que nos abraza cada día ;)