10 de junio de 2016

Querido Ripley


Mi querido Ripley,

Te escribo para contarte las últimas novedades que he observado en este mundo de los blogs que tanto te atraía y en el que ahora eres protagonista silencioso. No asimilo eso de "Ripley" y "silencioso" dentro del mismo pensamiento pero... c'est la vie ! 
Sin ti, hay que reconocerlo, este patio permanece un poco "sordo", un poco tristón. No hay tantos que agiten las bitácoras con tu gracia y esmero, incluso estando triste y débil.
Tus comentarios valían un mundo por el corazón que echabas en ellos; ese corazón que tanto escasea hoy en día en nuestros entornos y que tanta falta nos hace para ser más humanos y menos divinos.

Y hablando de "divinos", a muchos no los veo tan a menudo por no habitar las redes sociales; ésas que son las culpables de que estos saloncitos estén cada día más vacíos o, mejor dicho, menos concurridos.
Es así, Ripley. Quedamos aquí los nostálgicos empedernidos, los que pensamos que nuestra época no es ésta pero sí lo es. En el fondo, creo que no todo es tan diferente ahora. Las personas siguen sufriendo y alegrándose por las mismas cosas. En el fondo, seguimos siendo los mismos con distintos aparatejos colgando. Y no me entiendas mal, eh?

Como sabes, pronto se acercan otras Elecciones Generales. Yo no he tocado el tema esta vez porque sólo me salen sapos y culebras por la boca cuando recuerdo este escenario en el que se ha convertido el panorama político español. Sólo pensar que pueden gobernarnos los moraditos...bufff...me pongo mala. Y aún no me explico cómo se plantea siquiera la posibilidad de que gobierne Pedro Sánchez. ¿Pero qué hemos hecho para merecer esto? ¿Qué hemos hecho tan sumamente mal? No dudo, Ripley, que necesitarías una gran parrafada para responder a esta pregunta. No lo dudo en absoluto. Tu virtud, como solías decir, no era la capacidad de síntesis. Y es que yo siempre pensaba, cuando te leía, que era imposible resumir lo que contabas porque perdería esa esencia tan maravillosa, tan especial. Sonrío al pensarlo. 

Desde luego, lo que tengo claro es que somos responsables en gran parte de todo lo que nos rodea. Eso lo tengo clarísimo. Y también, a modo de cierta disculpa a nuestro favor, no es lo mismo vivir en un sitio que en otro, en un entorno que en otro. España nos ha marcado, nos sigue marcando. Sin embargo, me viene a la cabeza la frase que un día salió en el saloncito... No es la Constitución. Somos nosotros.
Pues eso. Tú ya me entiendes...

Por otro lado, te informo de que ahora estoy visitando las fotografías de tus blogueros de cabecera. Te parecerá una tontería pero es una forma de recordarte con ellos, de tenerte presente entre imágenes, palabras, sentimientos tan bien expresados a través de ellas... 
Algunos a los que no conocía y también a los que conozco ya desde hace bastante tiempo. Más del que parece.
He entrado en el blog chileno de Esteban, que me recomendaste con especial cariño, y me he sentido como en casa. Me ha encantado conocerlo y, además, con una especial connotación, y es que tú eres el vínculo entre nosotros; dos blogueros separados por un gran océano y unidos por Ripley.

Es la magia de los blogs que ya conoces. Una de ellas...

Seguiré contándote, Ripley. De momento, nada excesivamente nuevo. Y todo.

Un beso hacia ese cielo castizo de Madrid. Te imagino sobre una baldosa bailando un chotis con tu querida Sara Montiel.
Así quiero imaginarte. 

Campu

5 comentarios:

Chaly Vera dijo...

¿Así que te da miedo el color morado? Con telas de ese color por estos lares se hacen túnicas las beatas y los usan en Todos Santos y un amigo me contó que en algunas regiones del Brasil los lugareños entierran a sus muertos vistiendo ese color.
Estoy pensando que quizás no te guste ese color por asuntos políticos, en ese caso no debes temer, pues por estos lares los colores son más intensos, tenemos el naranja, el rosado y el rojo. Y esos colores no son malos, tenemos la mejor ley del trabajo de todo el mundo, tenemos servicio de salud gratis, educación primaria, secundaria y universitaria gratis. El petroleo y el gas es nuestro, también las minas de estaño, plomo, bismuto y oro son patrimonio de todos los bolivianos. La vida no es cara, tenemos campos agrícolas y ganaderos con precios baratisimos, fíjate que 100 mandarinas las venden por 1 dolar. Esto no es un paraíso y nunca lo será, pero a comparación con lo que sucede en el primer mundo, estamos muy bien.

VENTANA DE FOTO dijo...

El tiempo va pasando pero a pesar de que pasen los días no te haces a la idea de que Ripley ya no está con nosotros haciendo sus comentarios y expresando en ellos lo que sentía en su interior, aunque pienso que esa carta habrá llegado a su destino y la ha podido leer detenidamente aunque ahora no tengas contestación.

Besos

Campurriana dijo...

Chaly, me ha encantado leerte. Un comentario interesante y bien formado. Tengo que reconocer que no puedo opinar apenas sobre la concreta Bolivia. Sin embargo, mi idea sobre vuestras tierras, riquísimas en recursos, es que están empobrecidas por los que dirigen de alguna manera los países.
Sin duda, seríais primera potencia mundial si las gestiones fuesen diferentes. Tenéis lo más importante. ¿Quién sabe? Tiempo al tiempo...

Campurriana dijo...

Ah! Me dan pánico los moraditos.
No soporto pensar que pueden llegar a gobernar España. Y, ya lo sabemos: estas elecciones... Rajoy contra todos. Sólo tenemos dos opciones para votar. Eso, al menos, lo tenemos claro.
Ya ves... Los muy malos hacen buenos a los malos.
Así pienso.

Campurriana dijo...

Ventana de foto, ¡qué bonito lo que dices!
Esta carta es un recuerdo especial a Ripley. De alguna manera, recibo sus respuestas. En sus blogs de cabecera, por ejemplo. Tú eres uno de ellos.
Gracias.