7 de enero de 2017

Cuando un apretón de manos valía algo...

Estamos obligados a formarnos más que nunca. Hoy en día, no nos podemos fiar ni de nuestra propia sombra. En un mundo, cada vez más competitivo y opaco, somos camarón que se lleva la corriente si nos dormimos.

En realidad, estoy ahora mismo pensando en los bancos concretamente. Esos grandes tiburones que han aprovechado la ignorancia y el exceso de confianza de los pececillos que han vivido épocas más grandes, en cuestión de calidad humana. Y no se les puede culpar a estos pececillos, que somos casi todos, porque un apretón de manos valía algo antes. Hoy, por mi experiencia personal, no vale apenas nada. Si encuentras a alguien en el que poder confiar, en cuanto a negocios y dinero se refiere, hasta te entran unas dudas tremendas... Por algo es. He sufrido los daños colaterales de la avaricia de los hombres y ha llegado el momento de asumir que, a partir de ahora, si nos comen, seremos en gran parte culpables si no hemos sentido interés por aprender y seguir aprendiendo. Si no lo hemos hecho, de alguna manera. 
No vale culpar a los otros ahora. Eso no vale nada. Al mundo que nos rodea, al menos, no le vale. Y nosotros somos los únicos que podemos defendernos, en cierto modo. 

Europa, y todo hay que señalarlo, ha traído cierta cordura en cuanto a muchas decisiones tomadas por nuestros Gobiernos y nuestra Justicia. Ha alimentado el sentido común a nivel legal y muchos ciudadanos, en situación más débil o delicada, nos hemos visto beneficiados por derechos que nos habían arrancado con asquerosa indiferencia. Creedme, sé de lo que hablo. Lo he sufrido varias veces en mis propias carnes. 

Los grandes esperan agazapados a que una decisión fuerte les obligue a comportarse. Mientras tanto, siguen llenando sus bolsillos sin pudor. 


Tenemos la obligación de salir de muchas ignorancias y no dejarnos asesorar alegremente por el "experto" de turno. En primer lugar, muchos (muchísimos) NO son expertos. Diría, la mayoría. Cuando encuentro a un profesional de algo, le hago reverencias. Y está claro que a los profesionales de verdad siempre les va bien. No podría ser de otra manera.

Es cierto. Nos queda mucho por aprender. Ya no sólo para llegar a ser profesionales en lo que sea, sino para ser consumidores responsables, clientes responsables, gestores de nuestro dinero responsables.

¡Y cuánto daría por encontrar de verdad a un experto del que me pueda fiar!

Haberlos, haylos.

7 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La clave es la que señalas: información y exigencia como clientes. Debemos aprender también desde este lado de la balanza. El mundo cada vez es más difícil...
Besos.

esteban lob dijo...

Nos queda el consuelo de bancos desinteresados y románticos, Campurriana,
los de las plazas y parques.

Estoy entre páginas dijo...

QUe de acuerdo estoy contigo , con lo que nos pones en tu entrada!! M e quedo siguiendo tu blog, yo también tengo uno y te invito a el, saludos y nos leemos!!

http://estoyentrepaginas.blogspot.com.es/

Campurriana dijo...

Pedro, sin duda el mundo cada vez es más difícil. Por eso tenemos que rodearnos de personas que nos faciliten la vida al máximo.

Esteban, preciosos bancos de madera al borde del mar. Y no del acantilado precisamente, jeje

Cristina, encantada de conocerte. Aquí tienes tu saloncito, para lo que gustes. He entrado ya en el tuyo. Me gusta porque está lleno de libros...

Rud dijo...

Hola Campurriana
He tardado un poco en volver a tu casa porque he tratado de tomarme con calma el asunto del blog; después de todo la vida no es muy larga; quiero dedicarle más tiempo al arte, a lo jurídico, a mi esposo y al jardín :)
Respecto de tu excelente escrito, me ha dado deseos de escribir acerca de los profesionales, pero, por el momento, tengo otros temas esperando. Francamente, según mis estudios soy profesional, estudié Derecho, créeme que es una carrera difícil de afrontar debido a que en muchos países las Leyes cambian demasiado a prisa. Lo principal que ha de saber un profesional es a actuar con ética, la cual le debería llevar a decirle a un cliente que no es verdaderamente un experto en todos los temas que le consulten pues el Derecho es supremamente extenso.
Tanto la medicina como el Derecho tiene muchas ramas, esto es que cada profesional debería especializarse en la materia en la cual vaya a trabajar; así quien desee laborar con empresas ha de estudiar el Derecho Societario, quien quiera ser diplomático tendrá que estudiar Derecho Internacional, Diplomacia y Ciencias Políticas.; etc.
Tus palabras tienen toda la razón: son muy pocos los profesionales que se les pueda llamar “expertos”. Para confiar hay que volvernos investigativas y terminar por realizar lo que más nos convenga.
Ha sido un gusto, disculpa que me he alargado. Un fuerte abrazo y que tu 2017 sea sencillamente maravilloso.
Un fuerte abrazo

Matías dijo...

Como consecuencia de esta crisis tan enorme, hemos aprendido a no fiarnos de los chollos que nos ofrecen los profesionales.
Los tiempos han cambiado, miramos con mas atención los documentos que nos presentan a la firma.
Sobre los profesionales, los hay buenos en todos los gremios, pero también hay muchos intrusos que nos pueden perjudicar.
Saludos.

Campurriana dijo...

Rud, hay mucho experto de nada. Mucho "mandado" al que no quito un ápice de responsabilidad. Ahora ya no. Ahora ya sabemos cómo se mueven ciertos mundos. Quizá antes... Quizá antes no lo sabíamos tanto.
Me alegro mucho de leerte. Siento mis tardanzas al aparecer por el saloncito. Sigo con el pc un tanto carraca y eso me hace alejarme un poco de estos lugares tan hermosos: los blogs... (me gusta acercarme a ellos cómoda, solitaria, nocturna)...
Es cierto que puedo leer de otra manera pero, no sé, últimamente la vida "me corre" mucho... ;)


Matías, encantada de conocerte. No nos fiemos de ningún chollo. El otro día, sin ir más lejos, nombraron a un determinado fondo de inversión, "Fondo refugio". Sin comentarios.