30 de marzo de 2018

En una sociedad de hipocresía, el sincero gana puntos

Esta entrada es una oda a los sinceros. A los sinceros a pesar de todo y de todos. Últimamente, nos movemos en una sociedad tan buena, tan buena, que realmente pone los pelos de punta por lo contrario. 

A todos nos importan todos. Somos generosos, tenemos una conciencia social que no podemos con ella, vamos a gritar contra las injusticias de este mundo como si las sufriésemos todas en carne propia.

Que no. Que no me lo creo. Que no cuela. Que no todos somos tan buenos ni tan generosos.

Es fácil salir a gritar pero no es fácil actuar de verdad para evitar injusticias. 
No es fácil tocarse el bolsillo por los demás; tocarse el bolsillo y las comodidades. Tampoco es fácil salir de esas intenciones políticas decoradas con colores varios o lacitos de diferentes tonos. No es fácil creer a muchos que se consideran injustamente tratados, y nada más lejos de la realidad. 

No me gusta lo que veo. No me gusta esa hipocresía que se vuelve intolerante ante otras visiones menos amables de lo que nos rodea. Menos amables pero mucho más fundamentadas.

He necesitado escribir esto en el saloncito porque últimamente me siento un tanto decepcionada con lo que percibo en este sentido y, en cierto modo, me libera soltarlo por esta boquita.

Nunca me podría enamorar de un hombre políticamente correcto.


Fuente de la imagen

12 comentarios:

VENTANA DE FOTO dijo...

Yo no me dejo llevar por las palabras, me convence más los actos que muchas buenas palabras.

Besos

Campurriana dijo...

Ahí está la clave, Ventana. Lo demás, es puro escaparate.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué desastre de vida perdida es la perfección...
Besos.

Campurriana dijo...

Me gusta, Pedro. Y estoy totalmente de acuerdo con este pensamiento.

esteban lob dijo...

Ah, Campurriana, entonces voy a dejar de ser perfecto en tu honor.
Nota: Por si hubiera alguna duda, es broma.

Abrazo austral.

esteban lob dijo...

Cabe preguntarse Campurriana ¿Cuántos humanos perfectos habrá entre miles de millones?
Me temo que quepan en un ascensor...si es qué, porque me temo que el aparato pueda subir vacío.

Campurriana dijo...

Esteban, desconfiaría de los humanos perfectos como de aquéllos a los que no les gusta el vino ;)

Mi nombre es Mucha dijo...

No me analizo sino nos perdemos la vida analizandonos en vez de disfrutar

Campurriana dijo...

Mucha, a mí me encanta analizar los comportamientos humanos. Y sufro. Vaya si sufro!

Rud dijo...

Hola, Campurriana
Siempre he sido muy sincera y ello me resulta problemático porque la mayoría sólo desea ver aquello que le convenga. NO creo que haya gente perfecta, eso sería desastroso porque la imperfección es el incentivo para tratar de mejorar :)
Cordiales saludos

Mi nombre es Mucha dijo...

No sufras la vida es demasiado corta como para sufrirla disfruta vive sueña

Campurriana dijo...

Rud, me suelo llevar bien con la gente que no tiene pelos en la lengua. Se puede no tener pelos en la lengua y ser una persona cojonuda.
Me alegra verte.

Mucha, tienes toda la razón. Todísima.