25 de febrero de 2020

Utoya. 22 de julio




Después de bastante tiempo, me he encontrado de frente y de casualidad con una película que me ha gustado. Su forma, su fondo, su mensaje. Una historia escalofriante sobre los atentados ya conocidos por todos, que se centra única y exclusivamente en el pavor vivido por las víctimas; Tanto nos acerca a ellos, que somos finalmente uno de ellos, tragando tierra, lágrimas, impotencia... Vemos sólo desde lejos al asesino y escuchamos, como golpes terribles en el alma, los disparos continuados llenos de odio, de frialdad, de una locura que él justifica después, sin síntomas de arrepentimiento, con una sonrisa.

Somos salvajes. Somos también humanos, con nuestros miedos y nuestra calidez.

Recomendada.

3 comentarios:

  1. Hola, no me ha quedado claro cómo se puede intentar justificar una salvajada de esas características.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. El ho.bre es capaz de hacer la hazaña más sublime y de cometer la acción más cruenta. El tipo de educación que recibe y la vida que ha tenido de niño, condiciona su vida.

    Besos

    ResponderEliminar
  3. Alfred, yo creo que Ventana responde a esa pregunta que nos hacemos ante barbaries de este calibre. La infancia, la educación recibida, el trato que nos dan los demás... Todo eso influye tanto en lo que seremos después.

    ResponderEliminar

He tenido que habilitar de nuevo la moderación de comentarios. En este blog se admiten todo tipo de opiniones pero con argumentos y con respeto hacia las demás. El insulto y las malas formas no caben en este lugar. Si entras aquí con esas intenciones, no serás bienvenido.
Los anónimos han venido en forma de spam solamente, durante estos últimos meses. Me veo obligada, por lo tanto, a bloquearlos.
Siento que tenga que ser así.
Gracias.