14 de octubre de 2023

Escribiendo

Mientras intentaba conocer algo más de aquel hombre que ahora mismo estaba siendo torturado en la novela que tengo entre manos, me ha venido a la cabeza este baile de palabras:

Llorando.

Por lo que pueda pasar.


Regreso a los teclados de escritura, deseándolos con todas mis fuerzas. Pero no me brotan las palabras como antes. No sé qué ocurre exactamente aunque sí que ha habido muchos cambios desde aquel día en el que escupía fácilmente lo que me iba apeteciendo. Quizá sea la vida que me ha pasado por encima. Que me ha aplastado hasta convertirme en el mismísimo suelo que piso. Desapercibida ante los caminantes del futuro que poco o nada tienen que ver conmigo. Desapercibida porque así lo he deseado en el fondo. Confundida con este empedrado del camino que dirige los pasos de los que saben perderse para encontrarse.

Pensaba en la soledad. Bendita ella porque nos ofrece la verdad de nuestros rostros. En los surcos que nos decoran, están las respuestas a todas esas preguntas que jamás tuvimos el valor de pronunciar. 



6 comentarios:

Alfred dijo...

Nunca es momento de dejarlo, desde el suelo solo puedes alzarte.

Besos.

María dijo...

No creo que sea nunca bueno llorar por anticipado, sobre todo porque a veces el motivo de nuestras lágrimas solo es imaginario y nunca lleva a existir de verdad el motivo para ellas, otra cosa es que se llore como desahogo, eso siempre es sanísimo... con las letras ocurre igual, no sirve de nada forzarlas, a veces surgen con suma facilidad y otra no, pero tampoco van en consonancia con nuestra vida a veces cuanto más pisoteados nos sentimos más necesitaos exteriorizar nuestros pensamientos y a veces el bienestar interior nos deja mudos de letras.. que se yo... a mi me gusta leerte, pero me gusta más imaginarte cómoda y a gustito... no autofleglándote, se que no lo haces.. solo por si tienes tentaciones ; ) de alguien que se pasa la vida perdida sin no sé si con demasiadas ganas de encontrarme... mientras busco el camino suelo encontrar muchas otras cosas interesantes jajaja Beso grande!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

El llanto, que a veces no consuela...
Besos.

Campurriana dijo...

Alfred, una visión tan real. El otro día, leyendo, me encontré con un pensamiento que tenía que ver con esto; Una niña maltratada en su internado, hasta tal punto que se encontró en ese instante en el que sí se sentía pequeña pero ya nunca más frágil.

María, lo de llorar por anticipado, pues quizá está más vinculado con eso de vivir "despedido". Lo escuché en algún sitio hace poco... Viviendo ya despedido, somos más conscientes del valor de lo que tenemos en el presente. No me parece una mala práctica.
No me autoflagelo. De momento... ;)

Pedro, no consuela pero ayuda mucho. Me provoca envidia el llanto desconsolado.

TORO SALVAJE dijo...

La soledad es el final de todos los caminos.
Para lo bueno y para lo malo.

Campurriana dijo...

Toro, esa soledad NO deseada es un duro juez que nos colocamos, sobre todo, nosotros mismos. Yo nunca la había sentido. Hasta ahora.
Y aprendes. Vaya si aprendes. Para lo bueno y para lo no tan bueno...
Es así.