Veo películas a trozos, leo libros a trozos. Incluso, dejo el bizcocho del café a medias, las conversaciones que debieran ser infinitas, y los pensamientos...
Yo misma, estoy hecha de trozos superpuestos, mal pegados, con pequeñas grietas por las que se puede colar la luz en ocasiones, pero también la humedad más fría.
Es difícil centrarse cuando lo que una observa alrededor no tiene nada que ver con ella.
Hoy he pensado en esos cuerpos abiertos, que realmente somos todos, y que albergan en su interior a personas que ya no están. A los difuntos que han formado parte de nuestra vida y a los vivos que han desaparecido de ella y quizá de ellos mismos. Los llevamos para siempre con nosotros y a veces llegamos a confundir nuestra identidad con la suya.
Caminamos a su lado, imaginando conversaciones nuevas por los acontecimientos recientes que ya no vivimos juntos, discutiendo incluso. Agarrándoles de la mano para no caernos por los precipicios.
Lo vamos recogiendo todo. Lo transformamos al antojo de una fuerza a la que no sé poner nombre y seguimos adelante. Cada vez más llenos, más rotos. Más vacíos también.
Te leo y parece que me veo en un espejo.
ResponderEliminarSeguimos adelante por instinto porque la carga cada vez es más pesada y nada gratificante.
Besos.
...y aún así habrá que seguir caminando recogiendo y recomponiendo nuestros propios trozos.
ResponderEliminarSaludos.
Toro, esa inercia que nos lleva al siguiente disgusto.
ResponderEliminarDa "gusto" mi optimismo de últimamente. ;)
Tejón, el ser humano, como puede leerse en vuestros mensajes, es luchador hasta el final. Eso me alegra y también me agota. Ambas.
Solo nos queda el seguir adelante o fenecer, y lo primero parece lo más adecuado.
ResponderEliminarBesos.
Es cierto, Alfred. Más adecuado es seguir adelante por si aparece algún rayo de sol despistado...
ResponderEliminarQuién sabe... ;) a lo mejor entre cada trozo tenemos 1400 versiones de nosotros
ResponderEliminar:)
Jo, el tema de la identidad propia también sorprende. Nos sorprende.
ResponderEliminar¿Ha volado mi comentario CAMPU?
ResponderEliminarSi no lo tienes en spam dímelo, que te lo pego de nuevo, he tomado la precuciñon de un tiempo a esta parte de escribirlos en Word : )
¿Ves? esta vida son pequeños pedacitos que incluso se nos pierden : )
Otro beso, ya me dirás!
Aún así, vivos.
ResponderEliminarMaría, ha volado como el viento que acuna mi ciudad en estos momentos de temporales. ¿Quién sabe dónde andarán esos pensamientos tuyos tan plenos de emociones?
ResponderEliminarPedro, eso digo yo. Resistiendo. RESISTIENDO.
Los tenía guardados en un cajón por si no los encontrabas, aquí te los dejo de nuevo a ver si esta vez se quiere quedar : )
ResponderEliminarBueno, si te sirve de consuelo, CAMPU, a mi me ocurre igual, pero no de ahora, desde siempre. Soy muy dispersa y acometo cien cosas a la vez, siendo así, es difícil terminarlas, sin embargo pienso que cien trozos de cien cosas diferentes, nos dan una visión troceada pero mucho más amplia de todo ; ) Por eso creo q esas ausencias presencia acompañan, no anulan. Completan, no restan y no nos rompen, más bien son como tiritas : ) Un beso CAMPU!
María, ¡Qué bien lo explicas! Todos estamos hechos de trozos, de una manera o de otra.
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