Y me refiero, ya no a la elección libre de los concursantes que se prestan a que se juegue con sus vidas (que, efectivamente, no son todos aunque sí la mayoría), sino a los que se encuentran en el otro lado; en el lado de los que viven y se alimentan sin pudor y sin mala conciencia de la miseria humana. Es ahí donde uno se para a pensar y prefiere no pensar...
3 comentarios:
Si uno se dedica a mirar en fosas sépticas no puede quejarse de la pestilencia. Ignóralo y arreglado.
Gracias por tan sabio consejo, Anónimo.
Sé que han pasado ya años desde ese GH 1 que reconozco me llamó mucho la atención por lo que implicaba en su momento; por ese experimento social que no podía llegar a comprender debido básicamente a la frialdad del asunto.
Aun a día de hoy me sorprende, pero ya de otra manera, visto todo lo visto hasta ahora. Quizá por no entender el motivo que lleva a algunos a meterse en un formato que ya conocen a priori.
Y uno llega a pensar en qué es lo que seremos capaces de emitir para ganar audiencias en un futuro próximo.
A ver qué se nos ocurre.
Feliz sobremesa a todos.
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