21 de marzo de 2009

Simplemente, recuerdos...

Esta mañana me levanté temprano y fui a desayunar por segunda vez a una cafetería que me trajo de golpe un montón de recuerdos. No me considero mayor e incluso podría decir que sigo considerándome joven a pesar de esos signos de expresión que surcan ya mi rostro, como aviso de conciencia en el que se escribe con letras de neón que el tiempo no es ilimitado y que nunca lo fue aunque lo pareciese. Es por ello que el madrugar los sábados comienza a ser ahora una dulce obligación, porque no es lo mismo madrugar para unas cosas que madrugar para otras...

Mientras saboreaba mi café y actualizaba noticias empañadas, mis ojos se quedaron clavados por un momento en la calva de aquel camarero que años antes había hecho ese mismo café para aquéllos que se han perdido entre el tiempo y los nuevos quehaceres, para aquéllos que siguen viviendo en el barrio y a la vez tan lejos, para los que realmente se han marchado lejos y están tan cerca, y también para mí, que seguramente ya no soy la misma de aquellas tazas, de aquellos momentos ahora dispersos en la memoria...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dichosos los que podemos recordar, no crees.

Anónimo dijo...

El tiempo pasa,inexorablemente. Eso no impide, por muchos que sean los 'signos de expresión' que subrayen nuestros nuestros rostros, que no podamos mantener nuestra juventud interior, ilusionada.

Lo peor es cuando esos 'signos de expresión' marcan nuestra alma. Entonces sí que podemos decir: "¡Qué viejo me he hecho!"

'Recordar', como indica la palabra, es traer de nuevo al corazón sensaciones antiguas capaces de renovarnos.

Boas noites y felices desayunos del sábado

Campurriana dijo...

Fermín, pensaba lo mismo cuando recordaba esta mañana. La vida se va saboreando mejor a medida que la vas dejando atrás, a medida que avanza hacia la sabiduría de los años vividos...

Náufrago, que sigamos con esas sensaciones que nos estremecen aunque a veces nos pongamos nostálgicos...

Feliz noche, navegantes.