6 de abril de 2010

Gonzalo Torrente Ballester y palabras...

Hice caso a las recomendaciones de Náufrago, y allá fui a pasar unas horas de mañana y otras de tarde a la exposición de Los mundos de Gonzalo Torrente Ballester, que en cierto modo también son los nuestros. En Ferrol conocí a gente que lo conoció y por sus palabras adivino que él era un hombre que no ocultaba las penurias económicas que tuvo que pasar durante bastante tiempo, su gusto por los tangos, por las palabras y pensamientos cotidianos tan bien expresados...

De esta exposición me quedo sobre todo con ellas...con sus palabras (las de Gonzalo Torrente Ballester, en este caso)...

Dejo aquí algún retazo de pensamiento de este escritor-fotógrafo-observador; un hombre que se detuvo a analizar este trocito de existencia en medio de una eternidad. Permitidme transformarlas en recuerdos personales de aquella visita. No son, por tanto, transcripciones literales.

...creo que no he perdido el tiempo...

...me voy sin engañar o al menos sin intención de engañar...

...llega un momento en la vida en el que uno se preocupa más de lo que hay después de la muerte y no de lo que distancia de ella...

...conforme avanzan las horas crece el tormento, se hurga en los recuerdos, en las ideas olvidadas...

...en ese valle que recorrían los vientos se asentaba a veces un silencio tan entero, tan compacto, que resultaba casi irreal...

...no es que yo quiera escribir de manera brillante, lo que quiero es que cada palabra sea como un pinchazo que despierte imágenes vivas...

...Galicia es como una mujer...hablando del distanciamiento para echarla de menos de verdad, para valorarla de verdad...

...comentaba que tenía pereza de volver a nacer porque ya no existía ese clima que vivió en su infancia...

...reencarnarse "hacia atrás"...en Cervantes...

Tres buenas razones para vivir: Una, dos y tres.

¿Qué tres cosas llevaría a una isla desierta?. Necesito cuatro: pluma, papel, máquina de escribir y, por supuesto, a María Fernanda...

¿Por qué un hombre quiere tener poder sobre otros?. No lo entiendo.

Comparación de la luna con América...lo mismo que aquí pero con distintas formas...

El que escribe sobre sí mismo corre el riesgo prácticamente inevitable de equivocarse, aunque también sea cierto que el que escribe sobre otro se equivoca sin remedio...

Le preocupa la verdad o la falsedad de la historia...

Actitud afectiva frente a personajes y hechos...

¿Brujas-Meigas?...no creo en ellas pero las hay...

A veces uno tiene que soportar juicios (y menos mal)...

De sus palabras se deduce también ese sentimiento que genera la marcha a América involuntaria, esa pena por no sentirse valorado en su país, ese acercamiento a la política (afiliado a la Falange a finales de la guerra) para salvar la vida, ese amor por España a pesar de todo, la importancia de las mujeres en su vida, sus hijos, su familia, sus recuerdos en aquella casa de Serantes y su eterna comparativa con la ciudad tan alejada y tan cercana...

Se ha equivocado y lo asume. ¿Hay algo más inteligente?.

Espero contaros más sobre este hombre. Empiezo a leer un libro: "Torrente Ballester, mi padre" de Gonzalo Torrente Malvido.

2 comentarios:

El Náufrago dijo...

Celebro mucho que tu visita y tus horas con D. Gonzalo, hayan sido una lección de vida, aunque muerto. ¿He dicho 'muerto'? Todo eso que has citado, lo que yo vi y y sé de él, lo seguiré sabiendo. Todo eso sigue siendo 'Vida'.

No hace falta que 'resucitemos' en carne y hueso, a lo mejor sería un poco aburrido, es suficiente que nuestro SER verdadero sobreviva, aunque sea un poquito.

Gracias por estas nuevas aportaciones que he leído (¡o debo decir 'vivido'?) y que volveré a 'vivir'.

Seguro que las palabras de su hijo, ten enseñarán muchas más cosas sobre él. Enhorabuena.

Campurriana dijo...

Náufrago, te lo debo especialmente a ti por haberme acercado a estos pensamientos de un hombre que sigue vivo en esa especie de inmortalidad que sólo algunos consiguen...

Es cierto; ahora la vida le mantiene vivo de alguna manera. Es bonito verlo así.

Feliz tarde de miércoles, navegantes.