19 de octubre de 2010

La despedida que no le hice...


Saramago se fue este año y no le dediqué una entrada especial. Lo despedí, creo recordar, en algunas líneas de alguna entrada realizada en momentos "liados". Debo reconocer que no he leído ninguna de sus obras; no así algún artículo y escuchado alguna entrevista, algunas palabras inteligentes que sonaban fuertes en el vacío de las conversaciones que llenan el mundo, que lo deterioran sin remedio...

He querido hacerle este pequeño homenaje con unas palabras que en su día dedicó a Don Gonzalo Torrente Ballester. Juntos los imagino como un torrente de conversaciones interesantes. ¡Me gustaría tanto haber estado allí, agazapada tras los sofás de palacio!...

EL SONIDO DEL SOL AL CAER EL MAR

Entré en la obra de Gonzalo Torrente Ballester por su puerta mayor: La saga/fuga de J. B. Mi primera reacción al leerlo, sólo comparable a la que me había causado el Quixote, fue que un libro así no podía existir. A su lado todo me pareció pequeño, insignificante, innecesario, hasta el punto de llegar a decir más tarde que de buena gana daría dos o tres novelas mías a cambio de ser el autor de una obra que considero genial desde cualquier punto de vista que se analice. Cuando en los años ochenta, en Lisboa, pude conocer personalmente a Torrente Ballester esperaba encontrar a un titán, un atlante, una especie de San Sebastián capaz de llevar sobre los hombros el mundo entero. Era todo eso, pero no estaba a la vista. Tenía frente a mí a un hombre precozmente envejecido, medio ciego, bajo, con el cuerpo ladeado, una figura desconcertante que inmediatamente se reveló como el más agudo de los conversadores, sarcástico, brillante, de réplica instantánea como sucedió una noche en Faro ante un auditorio tan numeroso como fascinado. A uno de los presentes, supongo que español, se le ocurrió preguntar: “Don Gonzalo, ¿usted cree en Dios?”. La respuesta fue fulminante: “¿Y a usted qué le importa?”. Tuve todas las razones para ser amigo de Torrente y creo que él fue mi amigo, aunque a la manera un poco distraída con la que pautaba sus contactos con los demás y que creo es también una característica de los gallegos en general. Un día, estando en Lisboa, recibo una carta de una editorial francesa, Actes Sud, en la que se me invitaba a escribir un prefacio para la Saga/fuga. Aún hoy no sé por qué pensaron en mi persona para tan delicado trabajo. No tenía ninguna relación con el editor, ni personal ni profesional, pero la carta no dejaba dudas, venía dirigida a mí y me pedía que escribiese sobre Torrente Ballester. Tal vez nunca, hasta ese momento, había sentido con tanta intensidad lo que significa la responsabilidad de escribir. Me atreví a dejar de lado los habituales tópicos valorativos (falsamente valorativos, diría yo) y me lancé en los brazos de la imaginación. Imaginé, al contrario de lo que parece haberse señalado hasta la consumación de los siglos, que Alonso Quijano no enloqueció, antes dio lugar al otro que él también era, imaginé que la multiplicación de identidades que encontramos en la obra de Pessoa por la construcción de los heterónimos tiene una correspondencia clara en el equilibrio compensatorio establecido entre José Bastida y los semipersonajes que son el elegantísimo inglés Mister J. Bastid, el romántico portugués José Barbosa Bastideira, el bien parecido francés Monsieur Joseph Bastide y, finalmente, el imponente Joseph Petrovich Bastidoff, ruso y anarquista. Acabé el prefacio sentando a Gonzalo Torrente Ballester en un lugar al lado de Cervantes. Y el texto allá se fue para Actes Sud. Curiosamente, Gonzalo y yo nunca hablamos del asunto. Tiempo después, en un congreso en Santiago, leí lo que había escrito y me pareció, por los pequeños movimientos afirmativos de la cabeza, que a Torrente le estaba gustando lo que oía. A partir de ese momento nos volvimos más cercanos. Les visitamos, a él y a su incomparable Fernanda, en La Romana, después fueron ellos a Lisboa, a nuestra casa, y, un recuerdo que nada podrá apagar, estuvimos con ellos, Pilar y yo, en Roma, en la entrega del Premio Unión Latina, fue el extraordinario discurso en el que Torrente habló de los soldados romanos que cada tarde iban a Finisterre para oír cómo el sol caía en el mar. Podía haber sido el principio de la internacionalización de la obra de Torrente Ballester, pero el peso del pasado, esa supuesta y nunca suficientemente aclarada adhesión al franquismo, habrán dificultado la penetración de sus libros en la arena internacional. Otro encuentro inolvidable ocurrió en Santiago con Salman Rushdie y Jorge Amado. Acababan de estar Gonzalo y Fernanda en Lanzarote, que a uno y a otro les deslumbró, los encuentros con amigos nuestros de aquí, las cenas, las comidas, las largas conversaciones, la perra Greta, que se prendó de amor de Gonzalo. Después vino la enfermedad, las preocupaciones de todos nosotros por su estado de salud, que se fue agravando poco a poco, hasta el desenlace. Acompañamos el cortejo fúnebre a pie, como toda la gente, hasta el cementerio de Ferrol, donde la música de Negra sombra hizo la guardia de honor al descenso de Torrente Ballester a la tumba. Se había apagado la luminosa sombra de Gonzalo, había comenzado la sombra melancólica de la memoria. Hasta hoy y para siempre.

He leído alguna entrevista y dejo aquí una de sus respuestas; la respuesta que habla de un mundo pésimo, de un mundo que no le gustaba...

P. Se estrecha la cultura y se ensanchan las desigualdades.
R. No sólo las desigualdades entre ricos y pobres, sino entre los que saben mucho y los que saben poco, y cada vez saben menos. La ignorancia se está expandiendo en el mundo de una forma aterradora. Hay una minoría que lo sabe todo y lo controla todo y una mayoría que sabe poco y cada vez sabe peor lo que cree saber. La educación, desde la escuela hasta la Universidad, es un desastre, es una fábrica de producir ignorantes. En el fondo es un problema de redistribución de la riqueza.

Pues sí...



3 comentarios:

Jota Ele dijo...

Saramago y Torrente Ballester.

¡Casi nada!

Bella entrada, Campurriana.

Una delicia leer el artículo y la más que inteligente y realista respuesta a las desigualdades.

Y, "Negra Sombra".

Maravillosa entrada.

Saludos.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Me ha gustado mucho tu enfoque sobre Saramago, amiga.

Besos.

Lito dijo...

Gran homenaje con palabras dedicadas a otro gran escritor que también fue él.
Un abrazo.