29 de enero de 2015
Hasta siempre, Amparo Baró.
De esas personas que transmitían algo especial.
Una lástima no haberla disfrutado en el teatro; donde ella se sentía más cómoda, menos atada...
Un día triste pero la despediremos con una sonrisa. La merece y seguramente la agradecería más que una lágrima.
Un abrazo y muchas gracias, Amparo Baró.
Por esos momentos regalados que quedan para siempre en la memoria.
3 comentarios:
He tenido que habilitar de nuevo la moderación de comentarios. En este blog se admiten todo tipo de opiniones pero con argumentos y con respeto hacia las demás. El insulto y las malas formas no caben en este lugar. Si entras aquí con esas intenciones, no serás bienvenido.
Los anónimos han venido en forma de spam solamente, durante estos últimos meses. Me veo obligada, por lo tanto, a bloquearlos.
Siento que tenga que ser así.
Gracias.
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Tuve la suerte de conocerla y tratarla personalmente. Era vecina del barrio donde trabajaba en la floristería, lugar que honraba con sus visitas y naturalidad, simpatía y la cercanía que enseguida creaba o quizá lo hiciera yo que empatizo ipso facto con casi todas las mujeres. He de decir que salvo con mi ex todas las demás me comprenden y ven lo bueno que pueda tener. Ella no.
ResponderEliminarEstoy bien. Besos
Habría que hacer un monumento a los actores y actrices españoles de ciertas generaciones, que si no hubiese sido por la RTVE, la única que entonces funcionaba, no sabríamos ni como se llamaban.
ResponderEliminarEnorme actriz (chiquita, pero enorme).
Ripley, me hace gracia eso de con todas menos con mi ex. Siempre va a haber alguien que nos comprenda. Y muchos que no lo hagan porque no merecemos su tiempo.
ResponderEliminarEs así la vida... Realmente, nosotros no tenemos tiempo para los demás tampoco. Al final, todo es cuestión de prioridades y hay que priorizar mucho porque el tiempo se acaba.
Preciosa historia la de la floristería. Me ha gustado mucho.
Chiquita pero enorme. ¡Qué preciosidad también, Juan Nadie!