Hoy me quedo con dos obras que, por un motivo u otro, me han llamado la atención. Es una sorpresa para mí encontrarme frente a lugares que ya he conocido de alguna manera antes. Cuando viaje a Sevilla, saborearé de una forma más familiar este rincón de la ciudad que seguramente visité en un punto anterior de mi vida y que, debido a mi insultante juventud, no me quedó grabado a fuego en la retina.
Creo que voy a regresar al Arte en este saloncito. Al Arte que nos muestra la parte amable de la vida y, ¿por qué no?, los rincones oscuros de nuestra existencia pero descritos con hermosa poesía.
MONASTERIO DE SANTA PAULA
Los itinerarios de Ford le llevan a lo largo de tres años a recorrer todo el arco del Levante, desde tierras almerienses hasta Barcelona; a tomar la Ruta de la Plata y llegar hasta Santiago de Compostela a través de Extremadura y Castilla. A visitar Madrid y moverse por Toledo, Salamanca, Segovia o Guadalajara. A rastrear las huellas de la mezcla de oriente y occidente en Andalucía, estableciendo su residencia en Sevilla y Granada. En la imagen, la iglesia del monasterio de Santa Paula, en Sevilla. Acuarela sobre papel.
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Exposición relacionada: Richard Ford. Viajes por España (1830-1833)
COMPÁS DEL CONVENTO DE SANTA PAULA, SEVILLA
Con un sentido colorista y
descriptivo, siempre con la presencia femenina entre una abundante
floresta, esta pintura de la última etapa de la producción de García
Rodríguez recoge un pintoresco y sevillanísimo rincón perteneciente al
compás del célebre convento de Santa Paula, un lugar emblemático y de
carácter de lo que ha venido tradicionalmente, incluso desde los
primeros viajeros románticos, considerándose como sevillano.
En relación con el lugar en cuestión, el célebre convento sevillano, con su conocida portada mudéjar de azulejería renacentista debida a Niculoso Pisano en su compás, y tan ensalzada por visitantes e historiadores, queda eludida en esta pintura. García Rodríguez, por contra, prefiere el argumento más ecléctico y popular del entorno del jardín, al que también se incorporan algunas notas luministas sobre el monumento emboscado.
El lienzo recoge un encuadre de la cabecera de la iglesia conventual con las gárgolas y la crestería gótica y un rincón del jardín adyacente. En torno a una alberca (hoy desaparecida), en primer plano, aparece todo un repertorio de macetas de rosales, claveles y geranios junto a la casa del guardés, a cuya entrada se halla colgada una jaula de canario que canta en una soleada mañana. Posee esta obra unas características y una especial atención a detalles descriptivos que apuntan, como en el caso de Jardines del Alcázar (p. *), a un preciosismo de carácter ilustrativo popular, donde se deja entrever ciertas reminiscencias de las ilustraciones modernistas.
En relación con el lugar en cuestión, el célebre convento sevillano, con su conocida portada mudéjar de azulejería renacentista debida a Niculoso Pisano en su compás, y tan ensalzada por visitantes e historiadores, queda eludida en esta pintura. García Rodríguez, por contra, prefiere el argumento más ecléctico y popular del entorno del jardín, al que también se incorporan algunas notas luministas sobre el monumento emboscado.
El lienzo recoge un encuadre de la cabecera de la iglesia conventual con las gárgolas y la crestería gótica y un rincón del jardín adyacente. En torno a una alberca (hoy desaparecida), en primer plano, aparece todo un repertorio de macetas de rosales, claveles y geranios junto a la casa del guardés, a cuya entrada se halla colgada una jaula de canario que canta en una soleada mañana. Posee esta obra unas características y una especial atención a detalles descriptivos que apuntan, como en el caso de Jardines del Alcázar (p. *), a un preciosismo de carácter ilustrativo popular, donde se deja entrever ciertas reminiscencias de las ilustraciones modernistas.
De
hecho, este tipo de pinturas de la producción de García Rodríguez, en
especial las de su última etapa, están entendidas a modo de pinturas
emblemas de un «jardín de los sentidos» sevillano; un aspecto cultural
local mantenido desde visiones anteriores por artistas y escritores. Se
establece así una solución de continuidad en cuanto a la atención a este
tipo de temas dentro de una sensibilidad común, que iría desde los
Bécquer hasta José M.ª Izquierdo, pasando por Romero Murube o Cernuda.
En este sentido, resulta muy reveladora la descripción que ya en 1894 publicó el historiador y gran hombre de la cultura sevillana José Gestoso; una descripción muy ajustada y de acentos bécquerianos que tiene mucho de coincidente y de valoración de la personalidad de este singular espacio ajardinado. Dicha descripción fue publicada a modo de introducción de la obra Páginas sevillanas, perteneciente a otro escritor relevante, en lo que se refiere a la definición de «lo sevillano», como fue Manuel Chaves.
Juan Fernández Lacomba
En este sentido, resulta muy reveladora la descripción que ya en 1894 publicó el historiador y gran hombre de la cultura sevillana José Gestoso; una descripción muy ajustada y de acentos bécquerianos que tiene mucho de coincidente y de valoración de la personalidad de este singular espacio ajardinado. Dicha descripción fue publicada a modo de introducción de la obra Páginas sevillanas, perteneciente a otro escritor relevante, en lo que se refiere a la definición de «lo sevillano», como fue Manuel Chaves.
Juan Fernández Lacomba
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Más información sobre el autor (una delicia de pinturas): García Rodríguez, Manuel
¡Maravillosas!
ResponderEliminarLa vida sería un infierno si no supiéramos ver "su cara amable" de hecho yo me defino como "un aficionado que fotografía justo eso, "la cara amable de la vida". Lo que pasa es que las buenas noticias no venden en los telediarios por eso solo aparece el lado oscuro del ser humano. Somos consumidores de dramas y tragedias, modas efímeras y platos de comida que consisten en una aceituna con algún adorno. Lo demanda esta sociedad podrida, que vive de espaldas a la cultura y el conocimiento. ¿Que dirían hoy Cervantes, Quevedo, Calderón, Garcilaso, Fernando de Rojas o Lope? ¿Beethoven, Bach, Vivaldi o Liszt?, ¿Eduardo Rosales, Francisco Padilla o Julio Romero de Torres? Eso por no mencionar ni extenderme demasiado, al maestro Rodrigo o a Sorolla?
ResponderEliminarMe llaman, Besos
Pues tiene razón Ripley, y no es para alabarle , y sí hay que alabarle, también se dice
ResponderEliminarSólo sabemos de 'pelotas', Sálvames que nos ahogan, tertulias de soltar cada uno su pólvora, sin escuchar a los demás... Y Etcéteras, que afortunadamente no oyen mis oídos pero lo entiendo.
Un poquito de Arte, otras artes, músicas músicas, amistades de verdad,paseos con canes y menos 'podencos'...
Gracias, Campu
Sergio, sabía que te iban a gustar.
ResponderEliminar;)
Ripley, la cara amable de la vida se aprecia más cuanto más se observa. Sigue retratándola así.
:)
Nau, por eso me paso al Arte. Aunque eso no quiere decir que no "analice" alguna de esas noticias que pudren actualidades.
¿Tiene tanta importancia que ZP se haya reunido con Pablo_Podemos recientemente?...quizá le damos demasiada importancia...
Feliz domingo, navegantes.