Hacía tiempo que no ponía nada de mi amigo Dragó. Como estoy sensible con los contenidos que nos ofrecen últimamente, he regresado a esta entrada suya de ya hace algún tiempo en su blog dragoniano.
Me gusta Dragó. Isabel Gemio enriquecía su programa con su sal, con su lengua, con sus ocurrencias. Yo escuchaba su Patio por él y sólo escuchaba su Patio. Ahora soy más de RNE los fines de semana. Me he vuelto "escuchante" y estoy contenta con mi nueva compañía de sábados y domingos, mientras unto mi tostada con miel de brezo. He vuelto a la radio que mima las palabras, los detalles cotidianos, las filosofías sencillas y, a su vez, tan valiosas para soportar los golpes de la vida y para sobrevivir con dignidad.
Curiosidad: el uso de la palabra "escuchante"
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He dejado que pasen cuatro meses. Aludo al día en que mi hija y yo nos fuimos de un estudio de telebasura.
¿Estudio? ¡Qué palabra tan poco apropiada! Mejor sería decir letrina, sumidero, albañal… La guarida del Minotauro.
Oigo, patria, tu aflicción y, aunque no sea yo un patriota, me
echo al monte de la rebeldía llamando a cruzada: la de la dignidad, la
del sentido común, la del buen gusto, la del respeto al prójimo y a
nosotros mismos, la de la excelencia…
“El problema de España no es la crisis económica, sino lo que la origina”… Eso escribió El Lobo Feroz hace algún tiempo en El Mundo
de papel. “Si nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros adolescentes,
nuestros jóvenes y nuestros adultos -yo, tú, él, nosotros, vosotros,
ellos- siguen sumergidos en vomitonas carroñeras como las que a diario y
a todas horas vierten sobre su piel porosa los telemonstruos, nunca
levantaremos cabeza”.
Ahora, durante el tórrido verano, se dispara hasta cotas
inverosímiles el nivel de estupidez reinante en eso que Paco Umbral
bautizó por los siglos de los siglos con el piadoso remoquete de “caja
tonta”. O la cerramos de una vez por todas o el futuro será aún más
negro del que nos augura el Fondo Monetario Internacional.
De sobra sé que mi arremetida es quijotesca y que las aspas de
los molinos de viento de la telecracia y las vedijas de las ovejas que
la siguen nos molerán los huesos, ahogarán los gritos de protesta y se
rasgarán los tangas en nombre de la libertad de expresión, pero a veces…
Si Galileo no hubiera dicho eppur si muove, seguiríamos hoy creyendo que el sol gira alrededor de la tierra.
A saber… Igual lo hace. Todo, ahora, sucede al revés. Así nos va.
Apague y lea o túmbese a la bartola. Mejor mirarse el ombligo que ver la tele.
Publicado en Dragolandia, elmundo.es, 6 agosto 2013
Yo sólo escucho música clásica, quién me lo iba a decir... Huyo de lo demás.
ResponderEliminarY leo.
Toro,sin duda, has sabido comprender la vida... Si no nos enriquecemos cada día, morimos cada día.
ResponderEliminarLo siento. Comprendo que escribe bien y que a veces es interesante. Pero yo con este hombre no puedo...
ResponderEliminarBesos.
Lo sé, Pedro. A veces, hay que saber encontrar en lo que no nos gusta, lo que nos gusta. Yo creo que lo del Sr. Dragó es una pose también. Aparte de todo lo demás...
ResponderEliminarSu hija Ayanta, que es adorable y que tiene un programa de sexo en la madrugada, le hizo a su padre Dragó, una entrevista sin pelos en la lengua que te voy a buscar porque va a encantarte.
ResponderEliminarAl igual que España no se entiende sin los toros ni el flamenco, ni la zarzuela, ni los chotis, ni el Real Madrid ni las jotas aragonesas, ni las migas extremenas, ni la paella o el gazpacho, ni el concierto de Aranjuez...tampoco se comprende sin la radio.
Creo que les he escuchado en alguna entrevista, Ripley. Me encantará volver a hacerlo.
ResponderEliminarGracias.