2 de agosto de 2017

Para mi querido Ripley. Allá donde estés.



Ripley, hace ya más de un año desde tu ausencia. Y digo ausencia, porque no quiero pronunciar la palabra fuerte, la palabra que asusta, aunque en algunos casos sea sinónimo, más bien, de todo lo contrario. De la calma eterna, de la desaparición del dolor, de la desaparición de los sentimientos que duelen también, como un puñal en el alma.

Éste ha sido uno de mis últimos paseos. Ese paisaje increíble me hizo recordar las despedidas. Y no nos vamos totalmente. Permanecemos entre esas luces marinas, entre esas sombras que suenan, como suena la vegetación espesa al lado de las costas durmientes.

Allí estaba yo, Ripley. Caminando y pensando que eso es lo que me hace más feliz en esta vida.

Estamos tan alejados de la naturaleza... La vida "necesaria" está situada al otro lado, en la otra orilla.

¡Qué absurdo todo!

2 comentarios:

VENTANA DE FOTO dijo...

También yo recuerdo cada vez que hago una entrada a nuestro gran amigo Ripley.

Me encanta como has expresado tu sentir, yo creo que donde quiera que esté ha visto tu escrito y ha comprobado cuato se le quería.

Besos

Campurriana dijo...

Gracias, Ventana. Esto debe servir, precisamente, para ser una ventana a nuestros sentimientos, a nuestros pareceres.
Un abrazo y disfruta del verano. Del verano que tú prefieras.