En el fondo, además, siempre estamos solos. Más solos que la una y a casi cualquier hora, pobres o ricos, sanos o con hernias. Proust escribía: “Nos comunica alguien su enfermedad o su revés económico, lo escuchamos, lo compadecemos, tratamos de reconfortarle y volvemos a nuestros asuntos. ¡Qué solas estamos las personas!”.
2 comentarios:
Me gusta la fotografía.
Y cuánta razón tiene el texto, solitos aunque queramos disimular y nos engañemos creyendo que no lo estamos.
Cierto, Raiña...Solos nos enfrentamos a todo, incluso a nuestra muerte; es éste el momento en el que creo uno se debe de dar más cuenta, en el que se confirma que en los instantes más decisivos de nuestra vida, ahí estamos nosotros y nadie más...
¡Qué tenebrosa me pongo!. Me lo pegas...
:)
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