21 de julio de 2011

Me refugio en la lectura...(con actualización)

Fuente de la imagen

Leía hoy en mi correo lo siguiente, relacionado con un libro que acaba de salir y, aviso, no he leído... (el remitente es una página de venta de libros por internet):

Se pasa los días ordenando, clasificando, poniendo signaturas. No pensaba ser bibliotecaria, pero abandonó las oposiciones por un hombre. Ahora el amor le parece una pérdida de tiempo, un trastorno infantil. Claro que el deseo es muy traicionero, y ella guarda unos pendientes en el cajón.
Sólo le queda, pues, la literatura. Para elevarse, dice ella. Los libros, los buenos libros. Y quizá, también, los buenos lectores, que van a la biblioteca en busca de algo más que calefacción o aire acondicionado, y que dan vida a las grandes historias, como el breve monólogo de esta mujer insignificante, que relata su desencanto con acritud y humor. ¿O es un diálogo? ¿O acaso la pregunta tiene sentido?. (Signatura 400)

Por otro lado, deseaba el silencio más que nunca. Ese silencio del que habla el Náufrago en su isla...
Sigo leyendo...

ACTUALIZACIÓN A ESO DE LAS 23H:

Hace ya tiempo colgué una entrada en este saloncito sobre otro libro...me gustaría que la leyeseis y me dijeseis qué os parece lo que expresa el fragmento...
Simple curiosidad campurriana.
:)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué imagen tan bonita, tan misteriosa, surrealista...

¡Gracias!

Campu dijo...

A mí también me gustó mucho...

Douce dijo...

También la vida está en los libros. No todos nos 'conmueven'de igual manera en el sentido de la palabra 'mover fuertemente', sacudirnos por dentro.

Lectura y 'silencio' se completan. Pero estamos 'tan ocupados...'

La imagen sugiere muchas cosas.

Anónimo dijo...

No sé yo, Campurriana.

Creo que mujeres y hombres nos necesitamos, que ambos buscamos por momentos protección, un abrazo en que refugiarnos, una seguridad que nos permita abordar nuestra vida, nuestra propia vida. Creo que ambos podemos ser seguridad, esperanza, aliento y ambos podemos ser señoras o señores de nuestra propia vida, no de la vida de nuestras parejas. De nuevo, el respeto, la confianza en la otra persona, su defensa, la defensa de sus posibilidades...

La familia, para mí, es muy importante. Es el lugar físico y afectivo donde se asienta con mucha frecuencia el hogar, donde las generaciones, "nuevas y viejas", se cuidan y protegen. Recuerdo ahora aquella definición de patria, quizá incluso de José Antonio Primo de Rivera, que nos hacían memorizar en las clases de Formación del Espíritu Nacional (así lo llamaban quienes mandaban, los nacionalistas españoles). "La patria es una unidad de destino en lo universal".

Hasta ahora, para mí, ha sido la familia esa unidad de destino. Y es que una se sitúa en la historia, en la larga historia, en el futuro, en el universo, el inmensísimo universo, y se siente, se ve, se sabe, tan pequeña, diminuta... que necesita pertenecer a una realidad mayor: el abrazo de un hombre que realmente apuesta por nosotras con todo su deseo, con toda su fuerza, su inteligencia, su voluntad y... vienen las hijas y los hijos desde ese abrazo lleno de pasión, de desesperación, de esperanza, de placer, de alegría y... amamos a quienes nos cuidaron y... amamos a nuestras amigas y amigos... La familia donde surgimos, que construimos... esa a la que recurrimos, para la que estamos disponibles, con la que disfrutamos y sufrimos... pero acompañados en ese destino universal, en esa inmensidad... La tabla, la embarcación en la que navegamos la vida, con sus días de bonanza y de tremenda tormenta... con fiestas e infortunios.

Y, a veces, algunas personas (mujeres u hombres, hombres y mujeres) tienen fortuna y encuentran ese abrazo, saben abrazar y saben reconocer el abrazo, saben apostar y apuestan...

Otras personas encontramos pequeños o grandes abrazos pero no de una pareja así. Y hacemos la embarcación que podemos. Quizá mucho menos sólida, mucho menos cómoda... Entonces, la zozobra es más frecuente, mayor. Pero la mar no nos da tregua, la vida no espera y pararse es alienarse o morir.

De pronto, soy consciente del tono dramático que llevo. "¡Oyes, como si sería la vida misma!" Que dirían algunas de las gentes de mi país.

¡Vaya manera de empezar una mañana de verano! ¡Uf, cómo pesa!

Bueno, como no tengo por aquí los brazos de ningún hombre que me alienten, voy a alentarme sola: ¡Tú puedes, nena! ¡Vamos allá!

Anónimo dijo...

De nuevo, un comentario de "pantalón largo", Campu. Me gusta, me lo llevo a mi saco. Pero te lo dejo aquí, también por si lo quieres.

Un abrazo por la mañana. Gracias por darme la ocasión de pensar en esto, prenda.

Campu dijo...

Náufrago, es cierto que estamos tan ocupados que no podemos leer...entre ver la tele, limpiar los azulejos de la cocina no sé cuántas veces al año, mirar escaparates, beber copas a las tantas de la madrugada cuando estamos cansados...

A veces el tiempo lo desaprovechamos tanto.

Campurriana dijo...

Anderea, ¡cómo me gusta tu sinceridad en forma de comentarios!. Es como si dejases un trocito de ti en cada uno de ellos. Lo agradezco muchísimo, de verdad.

Respecto a lo que comentas...pues yo creo que siempre es positivo que nos consideremos parte de algo. La familia, la que nosotros consideremos "familia" es, efectivamente, tan importante...al menos yo lo creo así. Cuando estamos pasando malos momentos reconforta tanto un abrazo en el momento adecuado, unas palabras, una mirada...no hablo sólo de hombres o mujeres (parejas, me refiero en este caso), sino de padres, madres, hermanos, amistades especiales...Es, precisamente, en estos momentos duros de la vida cuando uno se da cuenta de quien está ahí, de quién no tanto...

Ojalá todos encontremos ese abrazo porque creo que es uno de los sentidos de la vida; el más importante.

Gracias a ti, Anderea.